“Pensaba que esto era solo para alcohólicos, para borrachos que terminan tirados en la calle, para drogadictos, para lo peor”
Soy neurótica, y yo llegué al grupo por curiosidad, mi novio había ido a la experiencia y ese viernes que se fue estaba deprimido, mal, y cuando regresó el domingo era otra persona, estaba contento, eufórico. A partir de vivir la experiencia le dio un giro radical a su comportamiento y su estilo de vida, dejó de beber, de fumar!! Dejó de irse de fiesta, se alejó de todo lo que provocaba que cayera en excesos. Y por supuesto eso me causo mucha curiosidad pues desde que empezamos a andar yo sabía que él tenía problemas con su forma de beber e intentaba que cambiara, por supuesto nunca me hizo caso , yo quería saber ¿qué le habían dicho o hecho en ese lugar? ¿Porque ellos en tres días habían conseguido lo que yo no en años?
Y así fue como comencé a ir a mis siete juntas, al principio estaba molesta porque pensaba que esto era solo para alcohólicos, para borrachos que terminan tirados en la calle, para drogadictos, para lo peor, yo nunca me había emborrachado, ¡ni siquiera me había fumado un cigarro en toda mi vida! Me consideraba perfecta, siempre con buenas calificaciones, el cuadro de honor, la hija de casa, la de los grupos juveniles en la Iglesia, ¿Qué hacía yo ahí? Si el de los problemas era mi novio, no yo.
Para mi vivir la experiencia fue como quitarme una venda de los ojos, reconocer que si tenía problemas, tal vez no de adicciones a sustancias, pero si emocionales, y muchos, también de adicción a parejas, admitir que los problemas entre mis papas que siempre había presenciado desde los 3 años, las peleas, los golpes, la indiferencia, si me habían afectado, aunque en mi casa siempre me habían dicho lo contrario: tu estas bien y yo misma había creído esa mentira.
Reconocer que la ausencia y el distanciamiento de mi papá me dolía mucho y había impactado en mi autoestima, mi papá siempre ha vivido con nosotros en la casa, pero siempre estaba trabajando, su prioridad era esa, su negocio, su hermanos, su mamá, sus amigos, las amantes a quienes no tenía empacho por pasearlas enfrente de mi mamá, mi hermana y de mí. Nunca iba a juntas de la escuela, a festivales, de los cumpleaños había que recordarle porque se le olvidaban. Tampoco era un buen proveedor porque aunque su negocio iba bien mi mamá era la que pagaba la mayor parte de los gastos de la casa y las necesidades de ropa, de zapatos que teníamos mi hermana y yo, por lo que los problemas y peleas por dinero no faltaban. Y así crecí, mi mamá tenia fuertes problemas de neurosis, nos pegaba muy seguido, y con todo, la chancla, los ganchos de la ropa, las manos, eso provocaba que mi hermana y yo le tuviéramos muchísimo miedo, se enojaba por todo. También nos involucraba en todos los problemas que tenía con mi papá, mi hermana y yo siempre teníamos que servir para dar recados entre los dos, dile a tu papá esto, pídele para esto otro y también éramos como el réferi cuando se peleaban, alguien tenía que cuidar que no se pegaran y esas éramos mi hermana y yo.
Cuando llegué a GLV era como una olla express de lágrimas, por cualquier cosa me ponía a llorar horas y no podía parar, no entendía porque, estaba enojada la mayor parte del tiempo, mi carácter era como el de mi mamá, aunque por fuera aparentaba ser una persona muy tranquila, viva con una máscara. Dependía emocionalmente de mis parejas, me daba miedo que me dejaran así que hacia TODO lo que fuera posible para que no se fueran, rogar, tener relaciones, no me importaba mi dignidad. Estaba muy enojada con mis papas aunque no lo quisiera decir a alguien porque “no era correcto” pensar así.
Cuando terminé mi trabajo en la Hacienda, recuerdo que desperté ese domingo y sentía algo que nunca había experimentado: PAZ, me sentía tranquila, hasta al caminar me sentía ligera, era como si me hubiera vaciado de todo el dolor que traía adentro, por supuesto que no fue fácil, enfrentarme a mí misma, a mis heridas, a mis mentiras, a la negación, fue doloroso pero el que me hayan invitado a esa experiencia fue el mejor regalo que alguien me pudo haber hecho. Es lo mejor que me ha pasado en mi vida.
Haberme regalado a mí misma esos 3 días fue la mejor decisión y formar parte de GLV también, ya pasaron varias años desde que fui a la Hacienda por primera vez y he tenido un proceso de crecimiento, me di cuenta de que si había tenido una infancia difícil , que había heridas que sanar, personas a quien perdonar, pero que eso no tenía que determinar mi vida y mi forma de ser, que no tenía por qué repetir patrones familiares, que no estaba bien ser tan dura conmigo misma, que no debía depender de otras personas para estar bien y que en este proceso de ser mejor no estoy sola, que siempre está GLV para apoyarme, cuando me caigo, cuando me siento triste, quiero llorar y cuando paso buenos momentos también.
Te invito a que también te regales esos 3 días que te cambiaran tu vida, nada es igual después de que vives la experiencia, sé que hay mucha información negativa en internet sobre esto y las haciendas pero GLV es un grupo diferente, en lo personal nunca recibí malos tratos, ni me pegaron , ni me humillaron , si es un trabajo difícil pero por la parte emocional, pero vale la pena, yo he traído a familiares aquí y nunca los expondría a algo que fuera malo para ellos.
¿Qué dices, te das esta oportunidad?